En Bruselas se proponen la aceleración del Plan Juncker

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El Plan Juncker que propone diversas inversiones para Europa, experimentará la próxima semana un acelerón.

El propósito que tiene Bruselas, es el de duplicar su alcance y su período de vigencia, de manera que ronde los 600.000 millones de euros en inversión inducida, considerando que el objetivo actual es de 315.000 millones a lo largo de cinco o seis años.

Plan Juncker

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Mencionan también otros cambios como la financiación de las pymes, así como la extensión sectorial al ámbito de la seguridad y la defensa, para que, de esta forma, después se pueda transportar este modelo a países vecinos.

El plan creado por los belgas ha sido criticado por su insuficiencia. Y es cierto que por sí solo, no puede consumar el desfallecimiento inversor. La caída anual de la inversión total europea ha sido, desde el pico máximo presenciado en 2007, que fue de unos 430.000 millones anuales; y entre unos 230.000 y 370.000 millones en medias registradas históricamente

Muchos expertos afirman que convendría triplicar su alcance, porque los 315.000 millones son previstos para tres años, a 100.000 millones de cada ejercicio.

Si la Comisión está dispuesta a duplicar el plan, es porque, además de insuficiente, ha sido un completo éxito en su ejecución durante sus 15 meses de vida.

La financiación del EFSI a través del Banco Europeo de Inversiones ha sido destinado a I+D con 25%; energía un 35%, digital el 12% y otras infraestructuras que cuentan con apoyo. Pero es el paquete principal, el dedicado a pymes con una destinación del 26%, el que considerablemente está funcionando mejor, según los profesionales y gestores, pues se han firmado cientos de acuerdos con intermediarios financieros para poder financiarlas, hasta en proyectos muy pequeños. A fin de cuentas, eso es un indicador de que el sector bancario sigue teniendo enormes problemas al momento de invertir o una excesiva prudencia ante el riesgo, y que se lanza con apoyo público. Es evidente que, esto implica que el mayor riesgo recae en lo público, y si dicho riesgo se materializa en quiebra, el que sufrirá las consecuencias será el contribuyente.