Ha sido un martes horrible en chicharrolandia. La tendencia viene desde la semana pasada, espoleada por la enorme caída de Abengoa, que parece haber recordado a los inversores que los chicharros o empresas de pequeña capitalización pueden ser muy peligrosos para la inversión.
Las caídas están siendo generalizadas y continuas, en muchos casos superando los dos dígitos. No se está haciendo distinciones entre buenas o malas empresas y quienes no caen ayer es porque cayeron el lunes o el viernes pasado ¿Quien sabe si caerán hoy también?
Aunque hemos advertido a menudo sobre los peligros de los chicharros en estas líneas no está de más romper una lanza en favor de algunos: no es lo mismo un valor como Deoleo, que está prácticamente en quiebra técnica que otros más saneados como por ejemplo Amper o Fersa. Aunque ahora no se estén haciendo distinciones, tal vez en cuanto escampe esta tormenta si podamos encontrar empresas con valor a buenos precios (aunque el riesgo siga siendo alto)
