El Black Friday y su impacto en los españoles

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Hace cinco años aproximadamente el comercio español, ignoraba por completo el Black Friday, o viernes negro en español, una fecha de descuentos increíbles en casi todos los sectores de comercio y servicio, que da comienzo a la campaña de ventas de Navidad en EEUU y que recibe su nombre por las cuentas de comercio que pasan de números rojos a ganancias.

Black Friday

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En una época que fue definida por la fuerte caída del consumismo y de las ventas por la crisis económica, algunos de los grandes grupos de distribución que existen en España, como El Corte Inglés o Inditex, comenzaron a importar esta popular tradición americana para animar a sus clientes a comprar más por menos, coincidiendo, además, con la llegada de empresas estadounidenses al país, como Amazon.

Ante el gran éxito que han logrado cosechar los norteamericanos pronto se integraron a la idea del pequeño comercio, las concesionarias o aerolíneas, cadenas hoteleras, las cadenas de hipermercados, o entidades financieras que ponen precios bajos y ofertas en casi todos sus productos para incentivar el flujo de la economía y beneficiar al comprador con precios más dignos.

A tal punto ha llegado el «Black Friday», que este año se realizará el 25 de noviembre, se ha convertido en España, en el detonante de la campaña publicitaria de Navidad, sustituyendo la antigua costumbre del puente de la Constitución y la Inmaculada, días festivos que la mayoría de la población utilizaba para adelantar sus compras navideñas.

Como ocurre en EEUU se prolonga la fecha y el comercio ofrece más días de descuentos, la gran mayoría culminando en el denominado Cyber Monday o ciberlunes, que se realiza el 28 de noviembre, en el que se vende de manera online lo que sobra del Black Friday.

Para la Confederación Española de Comercio (CEC), estas fechas indican grandes sumas de dinero movilizando la economía, generando también capital al comerciante desde pequeñas hasta grandes compañías.

El Black Friday no es otra cosa que una muestra más de cómo el comercio, independientemente de su tamaño y producción, tiene la capacidad de adaptarse a un entorno dinámico e innovador.