Las nuevas oficinas agrarias son las tabletas de los agricultores. Reciben la obtenida información de millones de datos recogidos por la maquinaria digital, las estaciones meteorológicas instaladas en el campo para hacer una agricultura precisa.
Asistiendo a la quinta revolución agraria, que es la de la información y es indispensable hacerla para alimentar a la población en el mundo en el año 2050 con el terreno cultivable que se tiene ahora porque prácticamente no habrá más. John Deere es el mayor fabricante de maquinaria agrícola a nivel mundial, con casi 28,500 millones de euros facturados.
El sector de maquinaria agrícola de España busca estar a la altura de los cambios. Genero 3.407 millones de euros el año pasado, las perspectivas son buenas. La mitad de ventas nacionales son quipos de importación y el resto están hechos por 700 fabricantes nacionales. El único problema es que apenas la mitad de estos fabricantes pequeños innova para avanzar a un mercado cada vez más exigente y ni si quiera el 10 % trabaja en la digitalización de la mencionada agricultura. Esto porque carecen de recursos para la investigación, actividad encarecida por la legislación europea cambiante y exigente.
Pese a las dificultades, Solá vende el 55% de producción a casi una treintena de países. Lo logró con máquinas que acumulan premios a nivel mundial. Así se aumentó la facturación en más de un tercio y se contrató a 35 personas en los últimos 5 años.
El 70% del catálogo Solá es maquinaria digital. Incorporan sus sembradores decenas de sensores para recolectar información sobre cualquier falla en la máquina, la falta de semillas, la calidad del trabajo o de las hectáreas que se llevan sembradas. La información llega al tractor por medio del enlace de comunicación Isobús, el cual permite manejar las máquinas desde el tractor o desde la tableta en su casa. Esta forma de trabajo ahorra a los agricultores desplazamientos de decenas de miles de kilómetros al año cada uno, para el control de la labor de sus máquinas.